jueves, 14 de noviembre de 2013

RECUPERANDO LA FE... ¿O NO?

Hace unos días apareció por la clínica un inspector de trabajo.

Llegó e hizo preguntas.

Nuestra compañera se las contestó. Al principio nerviosa. Luego hasta contenta de poder contar a alguien nuestra experiencia.

Y lo contó todo. ¿Qué horario tiene el centro? Éste es de 12 horas ininterrumpidas. El otro es de 24 horas.

¿Cuántos veterinarios sois? En total 5 en la empresa.  ¿Y auxiliares? Tres.

¿Estás segura que este es el horario? Si.


Vale.

¿Vacaciones? 15 días. ¿Y el resto? No hay resto.

Y así una tras otra. El inspector solicitó hablar con nuestro exjefe. Por supuesto, el empresario decidió no acudir a la llamada. No creo que el inspector se lo tomara demasiado bien.

Se levantó un acta de inspección. Hay que presentar papeles entre ellos horarios del personal (que existen por escrito, algunos de hasta 54 horas), nóminas de todos los trabajadores, vacaciones firmadas de todos los trabajadores(que no existen)y reconocimientos médicos (que no existen)... de los últimos cinco años. En caso de no presentarlos (mucho tiene que chanchullear para conseguir esos papeles que, por si no quedó claro, no existen) tendrá que abonar multa de 6000€. Para empezar.

La primera batalla parece decantarse de nuestro lado. Seguimos en guerra.

Unos días después, dos compañeras han renunciado :(. Se marchan de la empresa hartas pero no van a luchar por sus derechos ni por los de los que vendrán detrás. Es su decisión y les deseo toda la suerte del mundo. Al fin y al cabo, ellas han aguantado carros y carretas durante 3 y 5 años respectivamente, allí donde yo solo aguanté 6 meses, y entiendo su cansancio, su hartazgo. Entiendo que lo primero es la salud mental.


Sin embargo todo esto me hace sentir una felicidad con sabor agridulce. Por un lado recupero la fe en la administración y por el otro lado, la pierdo en mi generación. Porque la administración y nuestros derechos siguen ahí, aunque nos los intenten quitar. Pero somos nosotros los que tenemos que hacer el esfuerzo de poner en marcha la maquinaria. Queda demostrado (de momento) que la máquina funciona, que está ahí. Que mientras les dejen, los funcionarios harán su trabajo y velarán por lo público, lo nuestro. Lo que pasa es que si ni siquiera estamos dispuestos a levantarnos para luchar por nuestros derechos, luego no podemos llorar porque estos desaparezcan.

miércoles, 16 de octubre de 2013

EL ARTE DE LA COCINA O COMO UNA OLLA EXPRÉS NUNCA SERÁ UNA CHISTERA.

Me gusta comer. No puedo evitarlo. Disfruto con la comida, venga de donde venga siempre que esté bien cocinada, con amor y con mimo, con paciencia y cariño. Y es difícil (que no imposible) que el amante de la comida no ame también la cocina. Yo no iba a ser menos así que la cocinar es otro de mis hobbies. Todo comenzó siendo pequeña….

Cuando era una niña descubrí que a mi madre le gustaba hacer magia. Hoy en día le sigue gustando y es por eso que en casa no la dejamos cocinar. Su novio es quien se encarga de los fogones y ella se divierte siendo la pinche. Y es que mi madre es de esas personas que descubrieron la olla exprés y que adoran sacar cosas de ella como conejos de sus chisteras. Ella siempre ha dicho que le gusta la cocina pero... (no es verdad). A mi madre le gusta meter cosas en la olla, cerrarla, volver al cabo de cinco minutos y… ¡sorpresa! ¡Hay cosas cocinadas dentro!



Por atentados como el arroz con atún a la olla exprés de mi querida mamán (no te ofendas, tienes otras muchas virtudes por las que te queremos el triple ^_^) es por lo que desde muy pequeña empecé a experimentar con la cocina. De aquellos tiempos son mis pizzas con montaña, mis bollos de yogur, las natillas y los marmitakos. También de esa época datan mis conocimientos acerca del manejo de la olla exprés (ji ji. Alguien tenía que enseñarme mis primeros pasos :p).

Creo que todo niño tiene que pringarse las manos en la cocina de forma que aprenda a manipular alimentos a combinar texturas y a descubrir colores. Muchos de los niños que he conocido que comían mal se debían a un problema en la presentación y las texturas. Ningún niño quiere merluza rebozada secorra del día anterior pero, ¿y si le sobornamos con pescado de colores?

Cuando me marché de casa también me di cuenta de lo importante que es comer bien para estar sano y sentirse a gusto con uno mismo. En mis tarteras no faltaban las legumbres y los guisazos contundentes. Al empezar a trabajar como esclava (sic!) también me di cuenta de la importancia del tiempo. No se puede dedicar cuarenta y cinco minutos de los que no dispones a cocinar pero hacer un emperador a la plancha tarda exactamente lo mismo que una pizza precocinada del súper.

Así que haré un apartado de recetillas en este blog. Unas más elaboradas que otras, ninguna complicada, para poder compartir un poco de esa sabiduría atesorada a lo largo de algunos años (pocos, ¿eh? Que hace unos días me pidieron el carnet de identidad en el supermercado para poder comprarme un vino ^_^).

PD: Yo nunca renegaré de la olla exprés. Es uno de los inventos del siglo: lo mismo le sacas un cocido que  (este chascarrillo es para el gremio veterinario) un pijama autoclavado bien estéril de sus entrañas… 

lunes, 14 de octubre de 2013

LA FIESTA DEL CINE.

Este mes vuelve al país la Fiesta del Cine. Ya la disfruté el año pasado, de una forma un tanto kafkiana. Tenía otra vida, apenas tiempo y al final solo pude disfrutar de dos películas: Blancanieves y Le prénom. Además, este año va a ser más sencillo disfrutar de la fiesta porque no tendremos que ir al cine la semana anterior a conseguir los pases. Este año basta con que nos registremos en su web y acudamos al cine con nuestra acreditación bien impresa.

Una buena cantidad de cines están adheridos a la propuesta así que no tendremos problema para elegir película. Por 2’90€ la sesión y con una buena planificación se pueden ver unas cuantas. Ya me veo en los Renoir, corriendo de una sala a otra como una desesperada... (¡Si es que soy una ansias!).

Los días 21, 22 y 23 de octubre hay una cita con el cine. ¿Qué película veréis?


jueves, 10 de octubre de 2013

DE CÓMO IRSE DE NÍSCALOS Y VOLVER A CASA CON UN CESTO DE MANZANAS.

Aprovechando que hoy era fiesta en Alcalá city y que el hermano y el primo de mi patata (para entendernos, el novio) no tenían clases, la familia entera ha decidido que era el día perfecto para irse a buscar níscalos. Como nunca me he ido de setas pero me encanta el monte, he aceptado sin dudarlo y tras una serie de problemas logísticos (citas de trabajo, madrugones, perros meones matutinos y, lo peor de todo, ausencia de desayuno) nos hemos puesto en marcha.

Un total de nueve personas se han repartido en dos coches y hemos acabado en un pinar estupendo, bajo un sol flamante, sin gota de humedad, con nuestras cestitas y cuchillos y, por supuesto, no hemos encontrado ni un solo níscalo. Sin embargo, me han enseñado muchas cosas acerca de cómo buscarlos y he encontrado tomillo, espliego y romero a mansalva. A cambio de encontrar toooodas esas hierbas hemos perdido al padre de mi patata (el que viene a ser mi suegro) pero al final ha reaparecido, sin níscalos y con el cesto en la cabeza a modo de sombrero de paja (¿He dicho ya que hacía sol?).

Hobbita hozando en el monte con un palito.


Posteriormente nos hemos ido a comer a un pueblo pequeñito famoso por su cabrito: Cogolludo. Después del duro día de campo nos hemos zampado un cabrito entre los nueve y el dueño del local me ha dado la receta de un gazpacho muy especial que colgaré en cuanto tenga un momento porque no podéis seguir viviendo sin probarlo.

Con la panza repleta de cabrito nos hemos desplazado por las rutas manchegas para descubrir la arquitectura negra, en una serie de pueblos abandonados que han sido reconstruidos por nuevos moradores. Los moradores no los hemos visto pero los pueblos estaban preciosos, oiga, con su burro zamorano, sus frutales bien podados, sus casitas de piedra, sus carteles para niños…. Hemos comido moras del campo, peritas de san Juan y he encontrado una plaza con membrillos tan cargados de fruta que una de sus ramas se había partido. Como me daba vergüenza ponerme a arrancar fruta de árboles tan preciosos, me he agenciado los de la rama partida y desmejorada. Ningún morador ha salido para recriminarme (creo que no existen, que son los padres) así que me voy a hacer unos postres deliciosos.



Tras las visitas a los pueblos rehabilitados sin personal autóctono, los tíos de mi mozo han querido tomarse un café. Tres pueblos después no hemos encontrado un solo bar abierto pero si un montón de árboles abandonados cargados de fruta. Me he recogido un cesto entero de manzanas, todas caídas al suelo así que habrá recetas manzaneras para rato este mes. De nuevo me ha dado reparo coger fruta del árbol pero tengo manzanas de sobra.




Había también castaños, nogales, granados…. No he recogido una sola seta, pero el campo ha sido productivo. Me lo he pasado en grande y al llegar a casa apenas había estropicio perruno. Así que, tomad nota de un hobby sano, divertido y muy barato en el que podéis gastar desde unas mínimas dos horas a pasaros el día completo fuera de casa. No hay edad limitante (hemos ido personas desde los 28 a los 78 años) y puedes aprender mucho de tus acompañantes. Quizás no encontréis lo que habéis salido a buscar pero puedo aseguraros que no volveréis con las manos vacías.